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Ahorro energético en invierno. O sobrevivir al tarifazo

Estos son algunos de los hábitos que tenemos (desde antes de los aumentos en servicios) para el ahorro energético en invierno. Esperamos que algunos te sirvan.

  • En primer lugar, y aunque parezca una obviedad, estamos abrigados dentro de la casa. No es que usemos gorros y bufandas en el living… pero cuando sentimos frío, la primera opción es buscar un sweater o una manta, no encender la calefacción.

  • Las infusiones calientes representan un gran aliado dentro de la casa. Si con el abrigo no alcanza, una taza de té o un mate son de gran ayuda.

Duchas más cortas. No es necesario-aunque resulte muy tentador- pasarse media hora abajo del agua caliente. Con disminuir unos minutos por día en la ducha, se reduce bastante la factura de gas.

  • Encendemos la calefacción sólo a la noche, que es el horario en que nos bañamos. El recurso de ducharnos los dos en el mismo horario, ayuda en la factura de gas: es como un dos por uno todos los días. De paso, queda una temperatura más agradable a la hora de ir a dormir y no hay necesidad de usar el secador de pelo: así reducimos también la electricidad.

  • Tenemos ventanas que reciben el sol del mediodía. Durante el día, vidrio cerrado, persianas y cortinas abiertas, y el sol hace el resto.

  • A la noche, bajamos las persianas y cerramos las cortinas. Porque el vidrio se enfría mucho, y la persiana de madera oficia de barrera al frío de afuera.

  • Evitamos corrientes de aire aplicando burletes en ventanas y puertas ¡Esto es importantísimo! la diferencia térmica antes y después, se nota mucho.

  • Mantenemos cerradas las puertas de los ambientes que no se están usando.

  • Usamos la vieja y querida bolsita de agua caliente. Sólo hay que tener cuidado que el agua no esté hirviendo, y quitarle el aire antes de cerrar… si estás leyendo un libro, o mirando tele... bolsita de agua caliente y una manta arriba, y la cosa mejora mucho.

  • A la hora de la cena, elegimos recetas reconfortantes, que ayuden a elevar la temperatura corporal y a la vez sean livianas para dormir mejor. Hay muchas recetas de sopas variadas y económicas que sirven a este propósito. Otras veces, acompañamos la comida no con agua o vino, sino con un té caliente.

  • En invierno, ventilamos la casa no más de unos 15 o 20 minutos por día. Con eso es suficiente!

  • Para ahorrar gas, nos acostumbramos a llenar la pava de agua, calentarla y guardar el agua en un termo de 1 litro. De esta forma, tenemos agua caliente más tiempo, sin necesidad de prender hornallas con cada infusión. Este simple hábito, se traduce en un ahorro en la factura del gas.

Es simplemente una cuestión de hábitos. Hasta hace unos años, afuera del departamento hacían 3° y nosotros adentro estábamos de remerita. De alguna forma sentíamos que si trabajábamos tanto, nos merecíamos que el departamento sea el caribe en pleno julio. Porque era para eso que trabajábamos tanto, justamente. Cuando, hace unos dos años, decidimos trabajar un poco menos... tuvimos que aprender a ahorrar en todo, y eso incluía los servicios.

Es por eso que nos acostumbramos a estos hábitos: porque para nosotros se trató de una elección personal, la decisión de vivir con menos. Y eso es muy distinto a que te aumenten todos los servicios en un 500% de un mes para el otro, claro está. Por eso no pretendemos que vos, lector, te acostumbres, sino todo lo contrario. Porque los demás no eligieron tarifazos ni vivir con menos, pero no les queda otra. Si -desde nuestro humilde lugar- podemos ayudar compartiendo nuestra experiencia a que sobrevivas mejor a estos tiempos de ajuste y apriete a los bolsillos, mejor. Total, cuando recuperes el poder adquisitivo- ¡que espero que ocurra pronto!- podrás volver a llamarnos hippies, y ¡vas a estar en lo cierto!

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